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Sus ojos negros como gemas

 

El espacio donde se encontraba era pequeño,

no lograba calcular su dimensión,

imaginaba tenía pocos metros,

por el humo y la poca retención,

sensación asfixiante y aprisionadora,

que le recordaban sus peleas juveniles,

donde la dominación y el miedo se ejercía,

presionando el cuello frágil del caído.

 

Sus pulmones se llenaban de hollín,

Su garganta se cerraba rápidamente,

su única preocupación era salir de allí,

más la confusión y los disparos,

paralizaban su cuerpo,

impidiendo reaccionar ante el caos,

y las descargas inconscientes,

de imágenes delirantes.

 

Sus ojos le ardían,

escozor que solo empeoraba,

escenas surrealistas y tétricas,

fragmentos visibles en tinta roja,

donde las llamas devoraban cuanto tocaban,

formando seres espectrales,

cuerpos que caían al ritmo,

de sonidos acompasados y atonales,

 

Una explosión a pocos metros,

densa capa de humo y confusión,

pequeños fragmentos se aferran,

impactan el mallugado cuerpo,

todo se transforma en penumbra,

el pánico desaparece,

reemplazado por un gran telón,

que acompaña un zumbido ensordecedor.

 

Sintió un caudaloso río,

luego el rugir de una montaña,

el silencio se instala en la negrura,

para darle paso creciente,

a un aleteo descontrolado,

similar a un insecto que busca,

desesperadamente,

una última fuente de luz.

 

Abatido por el sonido,

dos destellos le encandilan,

dos esferas se revelan frente a él,

dos obsidianas que resaltan,

cual llamas en la oscuridad,

que al tocarlas comienzan su danza,

dos escarabajos en sus ojos,

fueron a apagar toda esperanza.

 

Su rostro quedó marcado,

la explosión secuelas dejó,

y fue imposible borrar,

su gesto de terror,

donde sus ojos se convirtieron,

en ventanas del terror,

y aún en la limpieza,

su mirada nunca recobró.

Jaque mate de las blancas (Ejército) a las negras (M-19).

El fuego con el que la imagen arde sin duda provoca “agujeros” persistentes, pero él mismo es pasajero, tan frágil y discreto como el fuego con el que arde una mariposa que se acercó demasiado a la vela.

Didi-Huberman, Arde la imagen.

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“La plegaria es la muerte que vela en su silencio”

Hesiquio

INFIERNO
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* Para una mejor experiencia se recomienda usar audífonos

La ficción no tiene nada de terrorífica, la realidad es terrorífica y monstruosa

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INFIERNO

CUERPO

Dean MacCannell nos habla del concepto autenticidad desde la verdad y la realidad y para hacerlo nos propone la metáfora del escenario (frentes), el telón y “tras bambalinas” (fondos). Estos tres elementos nos permiten pensar y analizar la idea de realidad y verdad en aquello que se nos muestra. Inicialmente tenemos el gran escenario o tablado, espacio donde los actores interpretan un rol y simulan con total naturalidad aquello que con honestidad denominamos “realidad”, que como lo menciona el autor son representaciones culturales que nos permiten establecer relaciones interpersonales. El segundo elemento que encontramos es el telón, que no sólo escenifica un espacio determinado, sino que también funciona como barrera, como elemento divisorio que nos impide ver a través o más allá de. Y por último nos encontramos “tras bambalinas”, ese espacio donde acontecen acciones en total confidencialidad o secreto, aquellas acciones que no podemos ver, ni siquiera imaginar.

Operando bajo la lógica de la traslación, la temporalidad del evento se mueve a un contexto ajeno al registro fijo y el archivo, convirtiendo el acontecimiento en una partida de ajedrez, donde cada uno de los movimiento que se desarrollan en el tablero responde cronológicamente a las acciones adelantadas por ambos bandos durante las horas el evento. A partir de la superficie y la inscripción se suma una nueva percepción y a partir de esta se revelan bifurcaciones, neblinas y avistamientos.

Un video narra el evento desde la notación propia del ajedrez para posteriormente, trasladar dichos patrones al campo sonoro a partir de un sistema de anotación alemán, convirtiendo cada uno de los movimientos en una conversación simbólica entre ambos bandos, una conjunción de sonidos consonantes (blancas - ejército) y disonantes (negras - M-19) a partir de un secuenciador Cellz. El resultado, apertura otros montajes y desmontajes, permitiendo comparar lo acontecido en la Plaza de Bolívar y El Campín desde la producción literaria  y la escritura dramática, que se consolida en una pieza de video. 

El cuerpo se convierte en el elemento más representativo del infierno. Un cuerpo que se hace presente, se abstrae y termina ausentandose más no desapareciendo del escenario.

No existió una tumba para ellos

Su cementerio fue una fosa

Destinada a su desaparición

Sus familias no pudieron despedirlos

Sus familias no pudieron llorarlos

La tierra les abraza y les consuela

La única madre que les pudo despedir

Un idioma completamente desconocido

 

Las palabras surgían consistentes como piedra,

pero al tratar de ser pronunciadas eran tan frágiles como el cristal,

toda claridad de la forma se sustraía completamente,

perdiendo cualquier esperanza de nacer.

 

Le era imposible ir más allá, evasiva, sin forma, ni contorno,

no lograba configurar aquello que se encontraba en la frontera,

era un secreto que no estaba hecho para fijarse,

era una distancia insalvable que aprisionaba y amordazaba.

 

La articulación fonética se acumulaba en la boca,

sonidos que se escondían ante la fantasía de la escena,

formas inexpresivas ante lo inexpresable,

ante un instante profundamente oscuro y trágico.

 

La esencia de la realidad caía ante la mirada,

la dificultad de dimensionar que el terror no era realmente terror,

No tener nada para decir, nada que invocar,

¿qué se espera de la palabra cuando nace destinada a morir?

Narrar como una manera de cuestionar las formas desde las cuales se noveliza institucionalmente nuestras vidas. Narrar no es novelizar. Narrar no es ordenar. Narrar, por el contrario, también es confundir, y confundir, en ocasiones, es transformar.


Alberto Santamaría, Narración o Barbarie: Fragmentos para una lógica de la confusión en tiempos de orden

La imaginación del público se enamora de ciertos horrores

 

Es un atentado celeste

Es lo último de todo

Es escritura cargada de silencio

Es incomunicable

Es todo lo que no puede abarcar su definición

Es una religión sin esperanza

Es otro lenguaje, es otra mirada

Es imprescindible

Es persuasiva y no es informativa

Es arbitraria

Es una de las casas del ser

Es un miedo inaugurando una forma

Es una realidad que suma a la realidad

Es la voz de aquello que desconocemos

Es un pecado de juventud

Es el sonido del infinito

Es el lenguaje de un dios cruel

Es una inocencia demoníaca

Es la música y la obediencia

Es el todo y la nada

Es una amenaza con audiencia

Es la intensidad de la experiencia

Es un destino

Es la distancia entre nosotros y lo otro

¿Y si lo que arde es lo que se encuentra por fuera del encuadre y por ello no lo podemos ver?

¿Y si sus cenizas me impide describirla con palabras?

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